Mucho hemos hablado estos días del llamamiento al boicot del Stonewall de Roland Emmerich, algo que no entendemos porque nadie la ha visto aún. Sin embargo, no es la primera vez que los colectivos LGTB arremeten contra una película sin haberla visto. Así, de repente, se nos oscurren tres casos más.
1979: A la caza (Cruising)
Probablemente la primera película que causó un revuelo en la comunidad LGTB, que por aquel entonces era simplemente “la comunidad gay”. William Friedkin rueda este filme ambientado en el submundo del BDSM, que en aquel entonces era simplemente “el sadomaso” basándose en los crímenes cometidos en ese ambiente unos años antes por Paul Betason que curiosamente había trabajado como extra en El Exorcista, también dirigida por él.
El director no utilizó actores para las escenas de sexo, sino que reunió a gente “del mundillo” a los que pagó por hacer lo que más les gustaba. FOLLAR. Sí, parece que hasta el fist fucking que aparece de fondo es de verdad. De hecho, del montaje de la película se recortaron 40 minutos de escenas de sexo que han desaparecido. O eso nos dicen. Que igual mañana “las encuentran” y sale una edición especial en Blu Ray acompañada de un suspensorio. Pacino interpreta a un policía que tiene que infiltrarse en “los bajos fondos homosexuales” para descubrir quién es el asesino.
A lo que íbamos. A la Caza se convirtió desde el primer momento en blanco del activismo lgtb que se mostraba cansado de que en las películas siempre se mostrara al homosexual como un ser depravado y malévolo. Se organizaron piquetes durante el rodaje y algunos bares donde se iban a rodar escenas rompieron sus acuerdos por miedo a perder su clientela. Tras muchísimos contratiempos finalmente se estrenó con un aviso que decía “Este filme no intenta ser una crítica del mundo homosexual. Se ubica en un segmento, lo que no significa que sea representativo del todo” y fue un tremendo fracaso de taquilla, no sabemos si por el boicot homosexual o porque simplemente, es bastante mala.
Te in-Teresa
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Como anécdota os diremos que las maricas malas de la época se dedicaban a fastidiar las escenas rodadas en exteriores colocando espejos para que reflejaran la luz del sol durante el rodaje y así obligar a repetir las tomas infinidad de veces.
1991: El silencio de los corderos
Con Jodie Foster llegó el escándalo. Y no porque se hablara de
una lesbiana interpretando a una detective heterosexual un prestigioso psiquiatra al que le encantaba comer carne humana… En esta ocasión, el colectivo LGTBQWERTY se quejaba de que el personaje de Buffalo Bill fuera malvado. GLAAD emitió una nota de prensa en la que afirmaba que “un personaje que es descrito en la película como asesino de su amante masculino, con voz afectada, que lleva maquillaje, vestidos de mujer y con un caniche llamado Precious será visto por el espectador como un estereotipo negativo de la comunidad gay”. Hombre, como un estereotipo negativo no lo sabemos, como estereotipo a secas, SÍ.*
La película obtuvo varias nominaciones a los Oscars junto a JFK, que también contaba con un personaje homosexual, Clay Shaw, acusado de conspirar para matar a Kennedy. Y con semejante percal, se convocó una concentración en la puerta del Dorohy Chandler Pavillion en la que GLAAD no participó porque estaban muy liados boicoteando Instinto Básico (esto es verdad verdadera).
Reportaje en la revista Advocate sobre lo sucedido en los Oscars
1992: Instinto Básico
Esta vez le toca a las mujeres lesbianas y/o bisexuales y/o asesinas. GLAAD junto a otros colectivos como Queer Nation iniciaron una campaña de protesta nada más comenzar el rodaje de la película, llegando a reunirse incluso con Eszterhas, guionista del film, quien se mostró comprensivo con las quejas de los colectivos y se comprometió a reescribir parte de las escenas. Sin embargo, Paul Verhoeven y Carolco, la productora, rechazaron esta versión optando por filmar la prevista originalmente. Para rematar, la productora estuvo jugando al gato y al ratón con los colectivos invitándoles y desinvitándoles al pase de prensa.
Es cierto que durante muchos años a los homosexuales se nos ha representado con carga negativa en el cine, pero también es cierto que existen maricas asesinas, bolleras psicópatas y transexuales trastornadas. Quizás estas protestas tuvieron su razón de ser en su momento pero lo sucedido con la película de Emmerich nos hace plantearnos la situación. Si hoy se rodara de nuevo A la Caza, ¿sería legítimo manifestarse? Existe el cruising y el mundo del cuero, del fisting, del pissing y de todas las palabras terminadas en -ing que queráis. ¿Por qué mostrar estas prácticas y lugares donde se produce da “mala imagen”?¿No es eso también mantener estereotipos dentro del mundo lgtb?
Fuente: Haztequeer.com
*Hay que señalar que no se supone que Bufalo Bill sea gay o transgenero como muchos creen, sino alguien con serios problemas mentales que por eso no es un candidato viable a una operación de cambio de sexo.