martes, 30 de noviembre de 2021

Siete 7 clásicos del cine que tuvieron una secuela fuera del cine

 





Las secuelas son parte fundamental del cine actual. Pero a veces, el azar decide que las continuaciones de algunas películas de éxito no se exhiban en cines, y acaben siendo una novela, un videojuego o un cómic.

A continuación os contamos sobre siete extrañas y bizarras secuelas de las que probablemente nunca hayáis oído.


1. E.T.: The Book of the Green Planet



Es muy probable que Nocturnal Fears, la secuela del gran clásico del cine de ciencia ficción dirigido por Steven Spielberg en 1982 E.T. el Extraterrestre, nunca se haga realidad. Lo que no muchos saben es que en 1985 se publicó una novela que continuaba la historia de la película. Su autor fue William Kotzwinkle, que se encargó de novelizar la película de Spielberg. La trama sigue el viaje del alienígena de 10 millones de años de edad, tras regresar a su planeta Brodo Asogi (supuestamente se basa en una historia original de Spielberg).

Perturbado por su vínculo psíquico con Elliott -que ahora es, naturalmente, un infeliz y adolescente muchachito- ET comienza a romper todas las leyes de su planeta hasta que su pueblo lo envía de nuevo a la Tierra ¿Alguien nos puede decir por qué tenía tantas ganas de volver a su casa para regresar tan pronto?


2. Scarface: The World is Yours


link: https://www.youtube.com/watch?v=Rn9IbUtbzgY&feature=youtu.be

El final de El Precio del Poder (Scarface) no dejaba ninguna duda sobre el destino del Tony Montana encarnado por Al Pacino. Ninguna en absoluto. Este videojuego secuela cambia eso al mostrar como Montana acaba con todos sus atacantes. Tony escapa y logra esconderse y dejar la cocaína, luego vuelve a emerger para reconstruir su imperio criminal, y básicamente todo le va bien y vive feliz para siempre. Pacino dio permiso para usar su imagen. Pensó que su voz había cambiado demasiado para prestarla para el juego, pero seleccionó personalmente al actor de voz André Sogliuzzo para reemplazarlo.

3. Ghostbusters: The Video Game


link: https://www.youtube.com/watch?v=1dJoSJkdvCg&feature=youtu.be


Ghostbusters: The Video Game es algo así como un milagro, ya que consiguió reunir al cast original formado por Dan Aykroyd, Harold Ramis, Bill Murray y Ernie Hudson (así como a otros actores como Annie Potts y Max von Sydow), cosa que no se consiguió hacer para una hipotética Cazafantasmas III. La historia se centra en Ivo Shandor, un arquitecto loco que estaba presente en las dos películas de la saga, y que le da al juego la oportunidad de revivir a todos nuestros monstruos y fantasmas favoritos. Ramis y Aykroyd ayudaron con el guión, con el último diciendo que "ésta es esencialmente la tercera película".

4. La Cosa de Otro Mundo (The Thing from another World)



Dark Horse Comics ha tenido un considerable éxito con las continuaciones licenciadas de películas muy exitosas (incluyendo Alien y el ya desaparecido Star Wars Extended Universe). A principios de los años 90 se fijaron en La Cosa de John Carpenter, comenzando con una miniserie que se reconecta con RJ MacReady, el personaje de Kurt Russell en la película y testigo (sorpresa sorpresa) de otro brote de alienígenas sangrientos. Siguieron dos series más y luego, para confundir al público, una cuarta que dejó de lado los eventos de las tres anteriores, reiniciando las secuelas de nuevo. En 2002 fue lanzada una secuela en forma de videojuego, tras los pasos de un Boina Verde que es enviado para comprobar qué sucedió en el puesto avanzado antártico. Adivinad lo qué pasa.

5. El Padrino: El Regreso / El Padrino: La Venganza



Mario Puzo siempre se negó a escribir cualquier otra novela sobre la trama de El Padrino, pero estaba encantado con la idea de que alguien lo hiciera por él después de su muerte. El novelista Mark Winegardner se dispuso a continuar con la historia de Michael y el resto de la familia Corleone. Aunque técnicamente es una secuela de la novela original, El Padrino: El Regreso se desarrolla simultáneamente a El Padrino II, y hace referencia a eventos de esa película. Por su parte, El Padrino: La Venganza trata de las consecuencias de esa película. De la tercera película no hay rastro, y tampoco es que nos importe mucho.

6. Wanted: Weapons of Fate


link: https://www.youtube.com/watch?v=NkaWih1ueR0&feature=youtu.be


Weapons of Fate comienza unas horas después del final de la película Wanted, siguiendo los pasos de Wesley Gibson (desgraciadamente en el juego no tiene la voz de James McAvoy) y profundizando en el misterio de la muerte de su madre. El juego se centra en torno a los conflictos con los otros capítulos de la fraternidad enemiga, y se basa en el cómic original de Mark Millar (que no tiene mucho que ver con la trama de la película) y se nos muestra a Wesley con su traje de enmascarado. El final alternativo donde se le ve orinando sobre la cara de alguien tampoco respeta al cómic original.

7. Aliens: Colonial Marines


link: https://www.youtube.com/watch?v=jBiwSzbPOzc&feature=youtu.be

Es considerado uno de los peores juegos de toda la historia, pero 20th Century Fox lo defendió y dijeron que los hechos que se relatan podrían ser parte de una película futura. La trama transcurre 17 semanas después de los eventos de Aliens y Alien 3. De alguna manera, el cabo Hicks está vuelve a estar vivo, lo cual es una mala noticia para él, ya que los xenomorfos están por todas partes y los marines coloniales están ahora en guerra contra la Corporación Weyland-Yutani. Por supuesto, si Ridley Scott nunca continúa la saga más allá de los acontecimientos de Alien, Colonial Marines se quedaría en el más absoluto olvido.

miércoles, 10 de noviembre de 2021

El cine lleva un siglo advirtiendo que sus historias son ficticias, por culpa de Rasputín



“Esta es una obra de ficción. Cualquier similitud con personas reales, vivas o muertas, o hechos reales, es pura coincidencia”. Durante décadas, las películas han negado absolutamente cualquier relación con la realidad, incluso cuando ya de primeras eran evidentemente falsas. El biopic de Jake LaMotta, Toro Salvaje, lo acredita como consultor y cita sus memorias como texto original unos minutos antes de afirmar que él es completamente ficticio. Este "descargo de responsabilidad” también aparece antes de cualquier episodio de South Park y en cientos de películas más.

En realidad, esta práctica no es nueva. De hecho, ya tiene casi un siglo de antigüedad. Y para indagar en los motivos de su aplicación, debemos remontarnos a 1916 y los años posteriores, a la dinastía rusa de los Románov, nada menos. Todo comenzó cuando un príncipe ruso exiliado demandó a MGM en 1933 por la película biográfica de Rasputín, alegando que esta producción estadounidense no describía con precisión el asesinato de este mítico personaje.

Rasputin nació campesino, pero se hizo famoso como curandero, místico, alquimista y otros empleos igual de turbios y cuestionables en aquella década. Obtuvo una influencia considerable sobre la familia imperial rusa, los Romanov e incluso la zarina estaba particularmente cautivada por él, porque creía que podía curar a su hijo hemofílico. Y claro, los aristócratas conservadores odiaban que estuviera en tal posición. Pensaron que él era una fuerza oscura detrás del trono, como una especie de Jafar en Aladdin o de senador Palpatine en Star Wars. Y mientras, Rusia sufría grandes derrotas y dificultades económicas.

Tanto era el rencor que en 1916, un grupo de aristócratas liderados por Felix Yusupov asesinó a Rasputín. Algunos textos relatan que Yusupov le dio pasteles envenenados con cianuro y más tarde Purishkevich, otro conspirador, lo remató con cuatro tiros por la espalda. Aunque la zarina estaba desolada por semejante tragedia, el zar dejó ir a Yusupov, exiliando al príncipe y a su esposa Irina. Y bueno, al hacerlo, inadvertidamente los salvó de la inminente matanza de la revolución bolchevique.

Dieciséis años después, MGM produjo Rasputin y la zarina, basándose en esos eventos. La película, eso sí, sugería que solo había un asesino: el príncipe Chegodieff (completamente ficticio), que era un compuesto de los conspiradores. MGM esperaba un éxito. Eligieron a los hermanos Barrymore, estrellas de alto perfil del escenario y la pantalla para los papeles clave: Lionel interpretó a Rasputín, Ethel era la zarina y John era el zar. El estudio también apretó la cartera en tratar de recrear el aspecto opulento de la Rusia imperial. Algo que no se extendió tanto a los hechos.



No solo crearon aquel personaje ficticio, sino que también sugirieron que su esposa fue violada por Rasputín. Yusupov, ahora sin un centavo en París, se enteró de la película y pensó que era difamatoria. Argumentó que el público lo reconocería en el asesino ficticio Chegodieff, en parte porque se había beneficiado públicamente de su infamia, escribiendo unas memorias jactanciosas sobre el asesinato de Rasputín. Pero habiendo aceptado ser un asesino, Yusupov no pudo construir un caso de difamación. En cambio, alegó que difamaron a su esposa.

En la película, el personaje que representa a Irina, la princesa Natasha, es violada por Rasputín y luego despedida por su esposo. Yusupov sostuvo que así como los espectadores equipararían a Chegodieff con Yusupov, también vincularían a Natasha con Irina. Pero lo cierto es que, aunque el primero fue retratado con más o menos precisión, Irina y Rasputín nunca se habían conocido, tal y como comenta el periodista David Soler en este artículo. Esto llevó a que el estudio fuera demandando. Y el fallo a favor de Yasupov le consiguió una indemnización de 25.000 libras de la época.

MGM tuvo que sacar la película de circulación durante décadas y purgar la escena de la violación para siempre. El gran error de la productora fue su prólogo. Afirmaba: "Algunos de estos personajes todavía están vivos; el resto se encontró con la muerte por la violencia". Esto sugería claramente que todos los personajes estaban basados ​​en personas de la vida real. Los Yusupov fueron los únicos protagonistas principales que no estaban muertos. Así que hubo un argumento convincente de que eran ellos.

Los disclaimers en el cine, una tendencia


A raíz de aquella demanda, la industria cinematográfica se ha mostrado cautelosa en este sentido y aplicó el famoso cartel a casi todo. Incluso las películas más inverosímiles vienen con un descargo de responsabilidad que confirma que es ficticia. A veces sobre otros temas, como derechos de autor, bienestar animal, contenido para adultos y promoción del consumo de tabaco. Estos son algunos de los ejemplos más conocidos:

Esta película está protegida por las leyes de derechos de autor de los Estados Unidos y otros países del mundo. País de la primera publicación: XXX. Cualquier exhibición, distribución o copia no autorizada de esta película o cualquier parte de la misma (incluida la banda sonora) puede resultar en responsabilidad civil y enjuiciamiento penal.

La historia, todos los nombres, personajes e incidentes retratados en esta producción son ficticios. No se pretende ni se debe inferir ninguna identificación con personas reales (vivas o fallecidas), lugares, edificios y productos.

Ninguna persona o entidad asociada con esta película recibió pago ni nada de valor, ni celebró ningún acuerdo, en relación con la representación de productos de tabaco.

Ningún animal resultó dañado en la realización de esta película.

Aunque el descargo de responsabilidad se incluye habitualmente de forma rutinaria, los productores a veces se desvían de él, a veces para hacer una declaración sobre la veracidad de su trabajo, por humor o para satirizar el descargo de responsabilidad estándar. Y tiene graciosas salvedades.





Otros casos con parodia y humor



El western de 1969 Dos hombres y un destino, basado en personas reales cuyas vidas y hazañas ya tenían un lugar entre las leyendas estadounidenses, comienza con este cartel: "La mayor parte de lo que sigue es verdad". Guardianes del espacio se ambienta en 2068 y su cartel es un mofe: "Todas las personas son ficticias porque aún no existen".

South Park, que con frecuencia presenta figuras públicas conocidas o parodias de ellas, siempre comienza con: "Todos los personajes y eventos de este programa, incluso aquellos basados ​​en personas reales, son completamente ficticios. Todas las voces de las celebridades están suplantadas, malamente.


Las exenciones de responsabilidad se utilizan también para formular opiniones políticas. Un aviso se muestra al final de El jardinero fiel, firmado por el autor del libro, John le Carré: "Nadie en esta historia, y ningún equipo o corporación, gracias a Dios, se basa en un persona o atuendo en el mundo real. Pero puedo decirles esto: a medida que avanzaba mi viaje a través de la jungla farmacéutica, me di cuenta de que, en comparación con la realidad, mi historia era tan mansa como una postal navideña".

La película de serie B de 1943 Yo anduve con un zombie muestra el siguiente cartel durante sus títulos iniciales: "Cualquier similitud con cualquier persona, viva, muerta O POSEÍDA, es pura coincidencia". La película de 1969 Z, que se basa en la dictadura militar griega, tiene este aviso: "Cualquier parecido con hechos reales, con personas vivas o muertas, no es el resultado de la casualidad. Es DELIBERADO".

Y si se percibe que una película ficticia está demasiado cerca de los hechos reales, la exención de responsabilidad puede declararse nula y sin efecto en los tribunales y la inspiración detrás de la película puede terminar en una compensación. Tal es el caso de la película de 1980 El creador de ídolos, que se basó en un cazatalentos ficticio que descubre a un adolescente y lo convierte en una estrella. El cantante Fabián, cuya trayectoria profesional era muy similar a la de aquel niño ficticio, se ofendió por el personaje y, como el promotor en el que se basó el personaje de ficción, Bob Marcucci, formaba parte del personal de producción (y, por lo tanto, no se podía negar de manera plausible que los hechos reales inspiraron la película), Fabián recibió una participación minoritaria en las ganancias de la película.