sábado, 13 de octubre de 2018

La homosexualidad en el cine clásico, un viaje a través de la censura



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En la actualidad, el cine y los personajes LGBT son algo que están a la orden del día, existiendo incluso festivales exclusivos para este tipo de cine. Se puede decir que es un género en sí.

Tratar la sexualidad de un personaje en la actualidad no genera ningún tipo de sobresalto, o por lo menos no debería generarlo en pleno siglo XXI, sea el tipo de sexualidad que sea. Hoy no es raro ver una película centrada en la homosexualidad de un personaje y cómo esta le ha influido en la vida, o en lo difícil que le fue a su familia y amigos aceptar su condición sexual, pero esto no siempre ha sido así. El trato a la homosexualidad en el cine ha evolucionado mucho desde el inicio del séptimo arte. Hubo una época en la que las historias no se podían centrar en la orientación sexual sino que esta debía quedar en un segundo plano aunque pudiera afectar a los acontecimientos de algún modo. En las siguientes líneas me propongo realizar un breve viaje sobre cómo se trató dicho tema desde la época muda del cine hasta el inicio de la década de los setenta.

En la etapa muda del cine aparecieron unos personajes a los que se le catalogó con los nombres de “pansy” o “sissy” (ambas palabras se podrían traducir al castellano como “marica”), estos tenían una forma extravagante de vestir y caminaban de una forma afeminada, y a menudo eran el recurso más utilizado para crear humor en las películas.
Con la llegada del cine sonoro, estos personajes se hicieron más populares, ya que pudieron añadirle una voz aguda a sus actuaciones y una actitud que podía resultar incluso más cómica.

Tras la Gran Depresión, la audiencia en los cines decreció, así que los estudios tuvieron que reaccionar para volver a traer al público ante la pantalla. Así, empezaron a tratar temas controvertidos como la prostitución o la violencia, lo que hizo que la utilización de estos personajes también se viera incrementada. Fue entonces cuando por presión de la iglesia católica y otros numerosos grupos protestantes nació el Código de Producción Cinematográfico, comúnmente conocido como el Código Hays.

En dicho código no se nombraba específicamente la homosexualidad como algo que no pudiera aparecer en la pantalla, pero sí prohibía que apareciese cualquier perversión sexual, es decir, una forma no muy educada de referirse a las relaciones homosexuales. El código pretendía arrancar de raíz cualquier tema que se pudiera considerar indecente, así los censores tenían el poder de cambiar el diálogo o eliminar escenas a su antojo con este fin.

Precisamente esto ocurrió en la cinta de 1933 La reina Cristina de Suecia, donde la homosexualidad de dicha monarca, quien tenía una relación amorosa con una de sus sirvientas, quedó eliminada totalmente. La historia se centra en uno de los tantos rumores que hay sobre la reina Cristina, y este es el romance con un emisario español que venía en el nombre del rey.  Por su actitud dentro y fuera de la pantalla Greta Garbo se convirtió en uno de los grandes iconos lésbicos de la época ya que, junto a Marlene Dietrich,  fue la encargada de dar vida a dicha figura de la realeza escandinava.

En las siguientes décadas la insinuación fue el recurso más utilizado para poder definir una condición homosexual a un personaje; es el caso de Joel Cairo, interpretado por Peter Lorre, en El halcón Maltes. Dicho personaje, en la novela que adapta la cinta, es gay y para poder insinuar esto en la película, la presentación de este personaje se hizo de manera diferente: se utilizó un tipo de música más melódica, se comenta el olor perfumado del personaje y, además, este no deja de juguetear con su bastón, el cual incluso se lleva a la boca.

Durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría, el cine empezó a mostrar a los personajes homosexuales como sádicos o psicópatas, es decir, como villanos. Estas representaciones, aunque muchas de ellas seguían sin ser claras, si eran permitidas por la censura, debido a que constituían una visión negativa de la homosexualidad, ya que esta había sido catalogada por aquel entonces como una enfermedad mental. Quizás uno de los ejemplos más claros esté en La Soga, donde la pareja de asesinos parece tener una relación más allá de la amistad.

Té y simpatíala película de Vicente Minnelli de mediados de los cincuenta, seguía utilizando la insinuación para mostrar un personaje supuestamente gay, ya que solo vemos a un chico diferente, inteligente y que disfruta con la compañía de su casera (una increíble Deborah Kerr), y cómo la sociedad lo trata por esas diferencias. Incluso su padre intenta cambiarlo. Es una cinta que posee una gran carga sentimental, porque sin llegar a ser especialmente dura, es fácil situarse en la piel del joven protagonista.

A finales de la década, las insinuaciones empezaron a hacerse cada vez más evidentes y esto le dio rienda suelta a la censura para que actuara con más fiereza. Este es el caso de La gata sobre el tejado de Zinc, donde cualquier insinuación sobre la posible relación amorosa entre Brick y su antiguo compañero de equipo fue recortada sin ningún tipo de tapujos, algo que, sin embargo, si se podía apreciar mejor en la obra de teatro de Tennessee Williams.

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Pero ya a principios de los sesenta el código Hays fue perdiendo fuerza y la censura fue relajándose un poco. Esto se aprovechó para poder tratar el tema de la homosexualidad de una forma más directa, aunque siempre se debía de hacer siguiendo algunos estereotipos, como que estos personajes debían ser representados como personas atormentadas que concluían con un final trágico. Y esto queda perfectamente representado en La Calumnia, maravilloso drama donde Shirley MacLaine Audrey Hepburn interpretan a una pareja de profesoras. La segunda se acaba de comprometer con el doctor del pueblo, pero la primera guarda un amor secreto por su compañera. La atracción lésbica no está escondida, aunque no se utiliza dicha palabra, en un principio solo se intuye hasta que finalmente se hace latente y como esta destruye, prácticamente, la vida de las dos profesoras. Un gran drama, que funciona a la perfección por sus dos grandes interpretaciones femeninas.

Todo cambió a finales de los sesenta. Ya con el código Hays en desuso y la categorización por edades recomendadas en uso, los realizadores tenían rienda suelta para tratar cualquier tema. Además, en 1969 tuvieron lugar los disturbios de Stonewall, que se han llevado  a pantalla en una cinta que lleva por título dicho lugar y se estrenará a final de mes. Estos disturbios tuvieron lugar debido al continuo acoso de la policía a diferentes lugares frecuentados por gays, lesbianas, travestis y transexuales. Se llevaron a cabo numerosas manifestaciones para luchar por los derechos de ser libre de elegir cualquier orientación sexual.

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Así, Hollywood empezó a ver a los homosexuales como un público en potencia y se empezaron a producir películas donde los estereotipos anteriormente utilizados eran eliminados. Una de las primeras películas en ser realizadas así fue Los chicos de la banda, donde un grupo de amigos homosexuales ser reúnen para celebrar el cumpleaños de uno de ellos. Pese a que el final trágico queda eliminado, la película falla en retratar a algunos de los personajes, los cuales siguen siendo personas atormentadas por su condición sexual.

A partir de entonces el trato en el cine a los personajes LGBT ha sido de muchas formas diferentes, pero la libertad de expresión ya no ha estado atada como lo estuvo en el pasado.


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